Por primera vez, chica transgénero obtiene carta de servicio social en el Ijumich

Fanny Arreola Pichardo, directora de la dependencia estatal, afirmó que el caso de Denisse López Lozano es un precedente para el instituto

Por primera ocasión, el Instituto de la Juventud Michoacana entregó una carta liberación del servicio social a una mujer transgénero, quien estudió la Ingeniería en Tecnologías de la Información en la Universidad Tecnológica de Morelia.

Fanny Arreola Pichardo, directora de la dependencia estatal, afirmó que el caso de Denisse López Lozano es un precedente para el instituto, ya que ahora más personas transgénero se acercarán con mayor confianza a liberar su servicio.

Antes de realizar su servicio social en La Voz, Denisse inició en el Registro Civil el trámite para su cambio de nombre y género a la edad de 27 años.

Por su parte, el jefe de Departamento de Inclusión Social y Discapacidad, Luis Antonio Cortés, recordó que en 2017 se reformó el artículo 117 del Código Familiar para el cambio de identidad sexogenérica en documentos, principalmente Acta de Nacimiento, en el estado de Michoacán.

Desde la infancia, en el espejo de la identidad, Abraham Lozano López no se reflejaba de acuerdo al género asentado en su acta de nacimiento.

Algo dentro de él no concordaba. Algo dentro él tenía otro nombre, otra forma de vivirse cuerpo y alma. Algo dentro de él era ella.

Morelia fue su lugar de nacimiento, el espacio en el cual llegó a una sociedad que aún tiene rígidos moldes de lo que presuntamente debe ser una mujer y un hombre.

Sin embargo, también llegó hace 27 años a un mundo que cada vez cambia a mayor velocidad. Lo que ayer era prohibido es hoy común o por lo menos cada vez más visible.

Hacerse visible como mujer era el deseo que desde la infancia comenzó a surgir en Abraham como un algo natural, como respirar o como la palabra humano. Al llegar a la adolescencia las confusiones propias de esa etapa le hicieron hacerse cada vez más preguntas.

A los 18 años encontró un término que lo definía, por lo menos en cuanto a identidad de género: transgénero. Entonces lo supo y el espejo le devolvió una imagen clara, sin dudas, plena.

Era una persona que se identificaba con un género diferente al que la biología y la cultura le asignaron.

En este siglo existe una encarnizada polémica de quienes aseguran que el género es más construcción cultural que biología y quienes opinan lo contrario.

Las discusiones fácilmente se vuelven acaloradas y en muchas ocasiones faltas de mutua empatía.

Más allá de ellas, Abraham siguió su ruta personal hacia una transformación paulatina y que aún al día de hoy no para.

Las redes sociales e internet fueron importantes para este camino ya que a través de ella descubre más y más lo que es, lo que desea y el horizonte a recorrer.

Fuentes: MiMorelia / Cambio de Michoacán 

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