Este año se cumplen 39 años desde que, por primera vez, un grupo de personas gays, lesbianas y trans salieron a las calles a exigir por sus derechos humanos, por un alto a la detención ilegal por su orientación sexual o identidad de género, porque decretaron que “sin libertad sexual no hay libertad política”. Hoy en día te damos muchas razones del ¿Por qué marchamos?..
Pero primero checa el video de la marcha 2017
Han pasado 39 años y los tiempos han cambiado. Los frutos de aquel primer contingente de poco menos de 50 personas se han transformado en más de 500 mil voces que sin temor, sin miedo al rechazo saldrán a las calles de la Ciudad de México. Gracias a estas primeras luchas, ahora podemos ver a personas de la población LGBTI en espacios públicos, vemos en medios de comunicación a la gente hablar sobre su sexualidad frente a millones de personas, celebramos el amor y la unión entre dos hombres o dos mujeres.
Sin embargo, a pesar de que podríamos haber entrado a una época en la que decir “gay o lesbiana parece algo natural”, aún quedan grandes retos por alcanzar. Las recientes exigencias se han encaminado a luchar por la legalización del matrimonio igualitario, la identidad sexogenérica y los crímenes de odio, pero ¿es esto suficiente?
Con tristeza se ha visto una nueva forma de ver esta fiesta del orgullo y la diversidad.
Las nuevas generaciones han mostrado desprecio sobre la situación actual de la marcha. Se descalifica tachándola de exhibicionista, de “afeminada”, de pensar que los derechos no deben exigirse de aquella o tal manera. Despreciamos y aborrecemos lo que no va de acuerdo a los estándares que marca la sociedad. De nueva cuenta nos establecemos en un marco normativo donde es necesario seguir roles de género para ser bien visto. Negamos que en esta sociedad puedan caber todos los tipos de expresiones.
No es solo por la visibilización o por querer conmemorar un día de lucha.
Salir es necesario porque, a pesar de los avances, aún existen grandes brechas y nuevas metas que alcanzar. Las instituciones aún no hablan sobre la población LGBTI de manera abierta e informada, se sigue despidiendo a las personas por su identidad sexogenérica o su orientación sexual, aún se mata a personas por ser diferentes y persisten frentes conservadores que condenan al infierno y que buscan “curar la homosexualidad”.
Por eso marchamos…
Para reconocer nuestras diferencias, porque el arcoíris tiene múltiples colores y merecen ser vistos en toda su expresión. Para no olvidar las luchas de quienes nos antecedieron. Porque no pelear y no visibilizar nos vuelve cómplices de la indiferencia, de la omisión, del odio y de la homofobia. Vayamos a marchar, sin replicar discursos de odio e intolerancia. Asistamos sin juzgar. La marcha es de todas y todos. Conviértela en tuya, transfórmala en una herramienta para acabar con la discriminación.
Marchemos para defender los espacios que tenemos, para ejercer nuestra libertad de expresión y gritarle al mundo que sentimos orgullo por ser quienes somos.
